La Cámara de Diputados de México promulgó una prohibición constitucional para la siembra de maíz genéticamente modificado (GM). Esta decisión refuerza restricciones previas, a pesar de un fallo previo que consideró que las limitaciones del maíz GM en México carecían de fundamento científico.
La reforma fortalece las protecciones para el maíz nativo y la agricultura tradicional, con el objetivo de defender la bioseguridad y salvaguardar el patrimonio biocultural del país, según un comunicado de prensa.
El martes 18 de marzo, la Cámara de Diputados de México aprobó una reforma constitucional que prohíbe la siembra de maíz genéticamente modificado (GM). Con vigencia inmediata, la prohibición se deriva de las iniciativas iniciadas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador. Una prohibición más amplia del maíz GM había enfrentado impugnaciones legales, especialmente después de un fallo sobre una disputa comercial de diciembre de 2024. Dicho fallo determinó que las restricciones de México al maíz GM violaban el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC), alegando falta de justificación científica y limitaciones injustas al acceso al mercado estadounidense. En respuesta, México levantó las restricciones a la importación de maíz transgénico para consumo humano, alimentación animal y uso industrial, lo que impactó aproximadamente 5 mil millones de dólares en exportaciones anuales de Estados Unidos, principalmente para alimentación animal.
A pesar de las posibles consecuencias económicas, el gobierno de la presidenta Sheinbaum tomó medidas adicionales para garantizar que el maíz transgénico ya no se pueda cultivar legalmente en México, reafirmando su compromiso con la protección de la agricultura tradicional y la seguridad alimentaria. Según la presidenta, la ley “garantizará la biodiversidad, la soberanía alimentaria y la salud de los mexicanos”.
La reforma recién aprobada fortalece las medidas legales previas al consagrar la prohibición en la Constitución Mexicana. Su objetivo es preservar las variedades nativas de maíz, salvaguardar la biodiversidad y defender la soberanía alimentaria. La reforma prohíbe el cultivo de maíz transgénico, al tiempo que impone una estricta supervisión legal para mitigar los riesgos para la bioseguridad, la salud pública y el patrimonio biocultural de México, en consonancia con el enfoque del gobierno en el desarrollo rural y la protección de los sistemas agrícolas tradicionales.