Cuando la gente habla de sus éxitos, a menudo lo hace en términos de riqueza material, estatus o logros. Los detalles pueden variar porque el éxito es, en esencia, arbitrario y la forma en que una persona lo define puede ser muy diferente de cómo lo define otra persona. El éxito también puede ser fugaz, llegar a expensas del bienestar personal y hacernos perder de vista lo que realmente importa.
Creo firmemente que la trascendencia es más importante que el éxito. Al esforzarnos por generar un impacto significativo en las vidas de quienes nos rodean, ya sea personal o profesionalmente, logramos una mayor sensación de crecimiento personal, felicidad y realización que la que puede proporcionar la búsqueda del éxito. Nos permite fomentar relaciones más profundas y establecer conexiones más significativas con nuestras familias, comunidades e industria. También nos ofrece la oportunidad de dejar una huella positiva en el mundo, dejando un legado que tiene el potencial de inspirar a las generaciones futuras.
Con la importancia, hay un umbral: o eres importante para alguien o no lo eres. Debido a esto, es un indicador clave de rendimiento (KPI) más tangible que el éxito. Si puedo ser importante en la vida de alguien, eso significa más para mí que sentir que he tenido éxito.
Los estudios han demostrado que las personas que priorizan la importancia sobre el éxito tienden a llevar vidas más felices y plenas y experimentan un sentido de propósito que se extiende mucho más allá de los logros personales.
En Agronomix, no definimos el éxito por la cantidad de clientes que tenemos o la cantidad de dinero que ganamos. Lo definimos por lo importantes que somos a la hora de ayudar a nuestros clientes a alcanzar sus objetivos. Eso comienza con una conversación que nos ayuda a comprender mejor qué están haciendo, cómo lo están haciendo y qué podemos hacer para ayudarlos.
Para tener esa conversación, debemos saber quiénes son nuestros clientes. Contamos con personal, por ejemplo, que proviene de América Latina y tiene un profundo conocimiento de esa cultura, así como experiencia práctica en fitomejoramiento específico para los cultivos y climas de la región. Creemos que este conocimiento cultural y técnico es vital para el éxito de nuestros clientes.
Permítanme ser claro: el éxito no tiene por qué sacrificarse en favor de la importancia. Los dos pueden complementarse. La importancia a menudo implica establecer metas significativas y trabajar diligentemente para alcanzarlas. Pero el éxito en sí no es el objetivo final, sino más bien una consecuencia del compromiso de marcar una diferencia positiva.
Al final, lo que realmente importa es la importancia.