La incomparable capacidad de Sudamérica para producir alimentos la coloca en una posición de potencia mundial, pero no se han aprovechado realmente sus fortalezas… todavía.
En la reciente cumbre Mundial de Tecnología Agrícola de América del Sur, celebrada en São Paulo (Brasil), Renata Miranda, Secretaria de Innovación, Desarrollo Sostenible y Cooperación del Ministerio de Agricultura brasileño, realizó una convincente presentación titulada “Posicionamiento de América del Sur como superpotencia alimentaria sostenible con impacto mundial”. Su ponencia expuso su visión personal acerca del papel fundamental que puede desempeñar Sudamérica en la transformación de la cadena de valor alimentaria mundial a través de la sostenibilidad y la innovación.
Miranda destacó las paradojas que definen el estado actual de la agricultura sudamericana. “América Latina es una de las mayores superpotencias en producción de alimentos”, afirmó. Sin embargo, señaló el marcado contraste: “esta región también vive una de las peores tasas de hambre y pobreza estructural”.
Según Miranda, América Latina produce alrededor del 30% de los alimentos del mundo, pero esta abundancia coexiste con una persistente e importante inseguridad alimentaria impulsada por la pobreza.
El acceso a los alimentos no es la única paradoja. Miranda también subrayó que, aunque Sudamérica ostenta una de las tasas de productividad agrícola más altas del mundo, con un crecimiento anual del 4% (el doble del promedio mundial), la región sigue padeciendo bajos niveles de adopción de tecnología y un elevado analfabetismo funcional entre muchos de sus productores agrícolas.
Miranda señaló que la volatilidad económica de América del Sur complica aún más su potencial agrícola. Aunque países como Brasil, Argentina, Chile, Ecuador y Perú son grandes exportadores de alimentos, algunos de estos países se han enfrentado históricamente a crisis económicas, devaluación de la moneda e inflación. “Entonces, ¿por qué estas grandes superpotencias productoras de alimentos en economías agrarias no consiguen romper esta dualidad?”, se preguntó.
Miranda hizo un llamado a reevaluar el poder geopolítico de la región, subrayando el papel esencial de los alimentos en la dinámica mundial.
“El poder geopolítico se basa en energía, agua y alimentos. No podemos engañarnos sobre lo poderosos que son los alimentos”, afirmó. Haciendo un paralelismo histórico, señaló: “Desde la antigüedad, el poder lo tenía quien tenía la llave de las bodegas de grano, no quien producía más”.
Con el crecimiento de la población mundial y los cambios en la dieta y en la demanda de diversos productos alimenticios, Miranda ve inmensas oportunidades para Sudamérica. La rica biodiversidad de la región, sus extensas tierras fértiles y su alta productividad la sitúan en una posición única para satisfacer estas demandas. Pero se pregunta por qué no se están aprovechando plenamente estas oportunidades.
“¿Creen que esta región atraviesa un momento de crisis o de oportunidad? ¿Y por qué no estamos aprovechando esta oportunidad?”, desafió a la audiencia.
Miranda subrayó la importancia de la innovación para afrontar estos desafíos y aprovechar las oportunidades. Destacó el liderazgo de Brasil en foros internacionales como el G20, los BRICS y la próxima COP30 para influir en la política agrícola mundial.
“Tenemos que aprovechar este poder de influencia para generar riqueza”, declaró. Sin embargo, advirtió contra la aceptación de comportamientos asimétricos y mentalidades coloniales que obstaculizan el progreso. “Mientras sigamos aceptando comportamientos asimétricos entre países… no romperemos este patrón”, advirtió.
En su discurso de clausura, Miranda hizo un llamado a la acción, invitando a los asistentes a adoptar la innovación como vía hacia el desarrollo sostenible.
“Los invito a todos ustedes, que son protagonistas, a desempeñar este papel central… para garantizar que la innovación sea realmente una vía hacia el desarrollo sostenible”, instó.
Subrayó la importancia de la cooperación y la necesidad de autonomía, participación ciudadana y soberanía para aprovechar el poder geopolítico de los alimentos, “porque eso nos permitirá adueñarnos del gran poder geopolítico que producen los alimentos, y entonces podremos demostrar que la sostenibilidad puede tener un impacto global”.
La presentación de Miranda no fue sólo una reflexión sobre el estado actual de la agricultura sudamericana, sino un llamado visionario para aprovechar el gran potencial de la región a través de la innovación y las prácticas sostenibles. Su énfasis en el poder geopolítico, el contexto histórico y la urgente necesidad de un cambio de paradigma resonó profundamente con la audiencia, estableciendo una audaz agenda para el futuro de la agricultura en Sudamérica. A medida que avanzaba la Cumbre, sus palabras sirvieron de marco para los debates sobre cómo posicionar a Sudamérica como líder en la cadena de valor alimentaria mundial, y así asegurar que la sostenibilidad y la innovación impulsen el impacto de la región en la escena mundial.