La ciencia ciudadana y el poder de tres se combinan para aumentar la seguridad alimentaria en el sur global.
La colaboración entre científicos y agricultores siempre es importante en los estudios sobre variedades de cultivos. Esa colaboración está recibiendo un impulso gracias a un nuevo tipo de ciencia ciudadana. Esta estrategia, denominada Comparación Triádica de Opciones Tecnológicas (tricot por sus siglas en inglés), es sencilla pero muy práctica e impresionantemente eficaz: los investigadores proporcionan semillas a un gran número de agricultores, que las plantan, recogen los datos de producción y comunican sus observaciones a los científicos. Desarrollado inicialmente con la mirada puesta en el sur global, este enfoque permite que miles de agricultores participen, aporten datos, y se beneficien de los resultados de ensayos inclusivos, prácticos, a muy gran escala y en el mundo real.
Aunque los datos de los ensayos convencionales, generalmente realizados por los propios científicos en un número limitado de lugares y con un número total de parcelas relativamente bajo, pueden ser los más rigurosos desde el punto de vista científico, los datos obtenidos son muy específicos de la zona de cultivo de cada ensayo y de las condiciones de cultivo únicas del año o años de estudio. La geografía, los microclimas, los fenómenos meteorológicos, las preferencias agronómicas regionales o individuales, incluso las preferencias gustativas, pueden hacer que lo que funciona en un lugar no satisfaga las necesidades de un agricultor situado ya sea a 100 km, o incluso a muy poca distancia. Los ensayos locales, prácticos y eficaces son más importantes que nunca, dada la rapidez con que cambian las condiciones climáticas.
Por todas estas razones, Jacob van Etten, científico principal y director de inclusión digital de la Alianza de Bioversity International y el CIAT, se dio cuenta de que la ciencia ciudadana y, en concreto, el enfoque tricot, podría precisamente ser la respuesta.
Aprovechar las Habilidades de los Agricultores
La ciencia ciudadana es un método que utiliza a miembros del público en general (en este caso, agricultores) para recoger o analizar datos, normalmente en colaboración con científicos profesionales. Esto permite realizar un gran número de ensayos en una gran variedad de ubicaciones. La conexión personal con el tema del estudio es una fuerte motivación para que la gente participe activamente. Van Etten se dio cuenta de que el interés de los agricultores por acceder a nuevas y mejores variedades de cultivos podía aprovecharse para mejorar los ensayos de cultivos en múltiples partes de Sudamérica, África y Asia.
En los ensayos de campo estándar, los científicos pueden tener mucho control, pero los agricultores no están tan motivados para ocuparse del mantenimiento de las parcelas de ensayo. Los científicos tienen que estar in situ para observar los resultados, lo que resulta caro. Además de (y en parte debido a) un mejor mantenimiento continuo, Van Etten afirma que los datos de la ciencia ciudadana cuestan aproximadamente la mitad que un punto de datos de un ensayo normal.
“No hace falta estar allí”, dice van Etten. “Puedes llamar al agricultor y obtener muchos datos en muy poco tiempo sin tener que desplazarte”.
Aunque la gestión óptima y los ensayos reproducibles en estaciones de investigación siguen siendo importantes, la ciencia ciudadana da lugar a condiciones diversas. En lugar de ser un inconveniente, esa diversidad puede ser un beneficio bienvenido.
“El cambio climático es real”, afirma Stephen Angudubo, coordinador de la red de ensayos en explotaciones agrícolas de Alliance Bioversity – CIAT. “En Uganda, la intensidad de sus efectos varía según las regiones. Algunas más cercanas a Sudán del Sur, Etiopía y Kenia son áridas y se enfrentan más a los efectos adversos del cambio climático.”
Por ello, los ensayos localizados son fundamentales.
Las zonas más húmedas también pueden enfrentarse a desafíos, ya que el exceso de lluvia puede provocar la pudrición de los cultivos. Encontrar variedades que permitan resistir estos y otros desafíos contribuye a aumentar la seguridad alimentaria.
“Queremos estudiar esta diversidad y cómo funcionan (las variedades) cuando se utilizan en la práctica”, afirma van Etten. “No mejoramos para la estación. Estamos mejorando para sistemas agrícolas reales”.
“En todo el país debe haber unos seis grupos que realizan pruebas en explotaciones agrícolas con los enfoques [convencionales] y cada grupo puede llegar a tener entre 20 y 30 ensayos,” añade Angudubo. “Con el enfoque tricot, tenemos a cientos de agricultores que las evalúan en huertos más pequeños, que son manejables por el propio agricultor. Ellos evalúan estas variedades durante toda la temporada, desde el cultivo hasta la cosecha”.
El poder de tres
La congruencia es un desafío en la recopilación de datos de la ciencia ciudadana. Las mediciones directas pueden hacerse con precisión, pero la recopilación de datos cualitativos requiere formación y suele dar lugar a errores. Para evitarlo, van Etten recurrió a la clasificación.
“La clasificación es una forma sólida de convertir una observación en algo que pueda analizarse estadísticamente”, explica.
En los ensayos tricot, los agricultores de distintos lugares reciben tres variedades de semillas para cultivar en sus tierras. A continuación, comunican sus preferencias y observaciones sobre cualquier variable que los investigadores quieran examinar mediante un sistema muy sencillo de clasificación basado en tres opciones.
¿Por qué tres? Los resultados son simplemente una clasificación de primero, segundo o tercero, normalmente utilizando términos fácilmente calificables como “mejor”, “medio”, “peor”, o “más alto”, “medio”, “más bajo”.
Van Etten afirma que, aunque casi todo el mundo puede clasificar eficazmente utilizando un sistema de tres opciones, al añadir una cuarta opción, añade inmediatamente un nivel de dificultad y confusión que entorpece los resultados y a veces hace imposible la elaboración de informes.
El enfoque tricot también permite incluir a los pequeños agricultores en el proceso de investigación. Esto es fundamental en regiones donde la inmensa mayoría de las tierras de cultivo están gestionadas por pequeños agricultores de subsistencia.
“Cuanto más grandes son las parcelas, más se excluyen a los agricultores que tienen pequeñas explotaciones y pequeñas parcelas”, afirma van Etten. “Con frecuencia se trata de mujeres, pero también excluye a los hogares pobres”.
El enfoque tricot se aplica también después de la cosecha. El producto se lleva a la cocina y se comprueba si se cocina bien o si se puede convertir en harina y productos en base a harina. Las preferencias regionales de color, sabor y textura pueden evaluarse a la hora de decidir si una variedad es adecuada para una región determinada. Los investigadores pueden obtener los aportes de todos los miembros de la familia que interactúan con el cultivo desde la semilla hasta la mesa, lo que permite recopilar información sobre cómo afecta el género o la división de tareas a la preferencia por una variedad.
Se alientan a los agricultores participantes a compartir sus variedades favoritas con los demás. En la mayoría de los casos, la incorporación de estas nuevas variedades a la “caja de herramientas” agrícola de una comunidad se traduce en un aumento del rendimiento, lo que contribuye a una mayor seguridad alimentaria y a ingresos adicionales para los agricultores que venden en lugar de consumir todo su producto. Todo ello se traduce no sólo en un beneficio económico y social, sino en un auténtico entusiasmo.
El enfoque tricot puede utilizarse al final de un programa de fitomejoramiento (pruebas de etapa tardía) para que los usuarios finales prueben las variedades y ayuden en el proceso de aprobación para la liberación. También puede utilizarse para la promoción de semillas de variedades de cultivos ya liberadas, con el fin de evaluar su idoneidad para regiones específicas.
Tricot en acción en Etiopía
Gareth Borman, Asesor de Sistemas de Semillas de la Universidad de Wageningen, se centra en el desarrollo de sistemas de semillas en países de renta baja y media. Explicó que las semillas desarrolladas profesionalmente no siempre llegan a comercializarse debido a la biología del cultivo, a razones económicas o a la legislación.
“Fueron desarrolladas a través de programas profesionales de fitomejoramiento con la intención de aumentar la productividad o la resistencia a determinados tipos de estrés abióticos y bióticos”, afirma Borman. “Sin un mecanismo lucrativo para desplegar estas variedades, y [dada] la falta de financiación pública para promoverlas, a veces se quedan en el estante y no llegan a manos de los agricultores. Ahí es donde entra el trabajo de los sistemas de semillas”.
Borman ha dedicado mucho tiempo a explorar distintos mecanismos para hacer llegar las semillas a los agricultores. Cuando descubrió el enfoque tricot, vio su gran potencial para aumentar con éxito la diversidad en los campos.
Utilizando el enfoque tricot, llevó a cabo un experimento de tres años en Etiopía para determinar qué variedades preferían los agricultores y por qué. Al final, se distribuyeron 350 variedades únicas de 20 cultivos de tres en tres, a unos 35.000 pequeños agricultores participantes.
El experimento se centró en el despliegue de variedades de cultivos que ya se encontraban en las estanterías de los institutos de investigación.
“Intentamos hacernos con todo lo que estaba disponible”, dice Borman. “La estrategia era no discriminar cultivos ni variedades: si se encuentran disponibles, utilicémoslas “.
En el contexto de los sistemas formales de semillas, algunos rasgos como facilidad de cocción o la capacidad de convertirse con éxito en harina utilizable no son tenidos suficientemente en cuenta. Por otra parte, una variedad puede considerarse adecuada para determinadas condiciones o agroecología, y se asume que no es apta para otras.
A la hora de seleccionar qué variedades darles a los agricultores, Borman dejó de lado dichos supuestos y distribuyó variedades fuera de las regiones previstas.
Esta liberación de supuestos también aborda el cambio climático, ya que las recomendaciones geográficas para una variedad tal vez ya no sean tan exactas. Lo que antes se consideraba una variedad para una altitud media en Etiopía tal vez ahora rinda mejor a una altitud más baja, o una variedad de altitud alta puede que rinda como una variedad de altitud media.
“A nivel agregado, (el enfoque tricot) fue muy eficaz a la hora de incorporar novedad y diversidad en los campos de los agricultores”, afirma Borman. “También vimos que los agricultores guardaban e intercambiaban semillas de las variedades que preferían”.
Tricot en acción en Costa Rica
Sergio Puerto, estudiante de doctorado en Economía Aplicada por la Universidad de Cornell, utilizó el enfoque tricot de un modo ligeramente distinto. Colaboró con el Programa Nacional de Fitomejoramiento de Costa Rica para examinar cómo influyen las preferencias de los agricultores en las tasas de adopción de nuevas variedades de frijoles.
Realizó su estudio con 400 productores de frijoles en dos regiones diferentes de Costa Rica en 2021-2022.
“Lo que hice en mi investigación de tesis fue adaptar la metodología tricot para responder a una pregunta más económica que agronómica”, dice Puerto. “Quería aplicar la metodología tricot para conocer las preferencias de los agricultores y estimar el rendimiento y la adopción de nuevas semillas de forma sistemática y objetiva”.
La característica clave de la nueva semilla era la resistencia a la sequía, pero durante el periodo de prueba en esta población, la sequía no fue especialmente relevante. Cuando los obtentores no se centran en las características que desean los agricultores, éstos no las adoptan. Esto era intuitivo, pero la historia iba más allá.
“También descubrí que los agricultores que incorporan las semillas de su preferencia son más productivos”, afirma Puerto. “Sus semillas son más productivas, y eso significa que los obtentores son buenos para crear ganancia genética y para crear semillas que sean tan rentables como productivas para los agricultores, siempre que esas semillas lleguen a los agricultores correctos”.
La segunda parte de la investigación de Puerto consistió en regresar la temporada siguiente para ofrecerle a cada agricultor una única variedad nueva para comprar. A un grupo se le ofreció la variedad que había preferido en la primera parte del ensayo. Al otro grupo se le ofreció una variedad recomendada, de forma análoga a como se realiza el lanzamiento típico de nuevas variedades de semillas en el país.
Puerto descubrió que, cuando los agricultores pueden optar por la variedad que prefieren, el índice de adopción era aproximadamente un 40% mayor que cuando simplemente se les ofrecía una semilla recomendada.
Van Etten destacó la importancia de estudiar la interacción entre las personas y las semillas, y Puerto estuvo de acuerdo con ese concepto.
“Si queremos que los fitomejoradores sepan lo que quieren los agricultores, van a necesitar mucho más apoyo”, dice Puerto. “Son grandes científicos, pero no son economistas, no son científicos sociales”.
¿A dónde vamos de aquí en más?
En primer lugar, el enfoque tricot está a disposición de cualquiera que desee utilizarlo. Aunque el concepto es sencillo de entender, un factor clave de su éxito depende del método estadístico utilizado para analizar los datos recopilados.
“Hemos dedicado 10 años a perfeccionar la metodología, los programas informáticos, las estadísticas y a implantar nuevos programas estadísticos”, afirma van Etten.
ClimMob, la plataforma integral en línea resultante está disponible de forma gratuita para uso no comercial. Esto ayuda a los usuarios a configurar un ensayo, recopilar datos y ejecutar las estadísticas.
El enfoque tricot ha sido adoptado por programas de mejora genética en más de 20 países del Sur Global. Esto incluye más de 30 cultivos que abarcan al menos 150.000 parcelas.
“No siempre apoyamos activamente a los proyectos”, explica van Etten. “Algunas personas desarrollan sus propios proyectos con el software, así que estas estimaciones son conservadoras”.
El enfoque tricot capacita a agricultores e investigadores por igual, y el impacto positivo en la seguridad alimentaria y los medios de vida de los agricultores ya es evidente.