Brasil sigue afianzando su posición como potencia agrícola en Sudamérica.
Hay varios países que aspiran a ser conocidos como la “potencia” de la agricultura. Aunque los primeros que nos vienen a la mente son Estados Unidos, China e India, hay un competidor muy cercano que viene del sur: Brasil.
Brasil, el quinto país del mundo en superficie y población, así como el mayor en términos de tierra cultivable, es uno de los cuatro mayores productores agrícolas del mundo, según Investopedia. Pero Brasil no se detiene ahí: es uno de los pocos países con potencial para aumentar la productividad agrícola.
Este crecimiento fue observado en 2019 por Ken Research, que escribió un informe llamado ‘Perspectivas del mercado de semillas de Brasil hasta 2023’ en el que afirma que el impulso se debió al aumento en los niveles de producción y exportación de cultivos como soja, caña de azúcar, trigo y maíz.
“Además, los avances tecnológicos y las semillas mejoradas han desempeñado un papel clave en el aumento de la productividad y el desarrollo agrícola”, señala el informe. “En Brasil, es evidente el dinamismo de la industria de semillas, con la participación de los sectores privado y estatal en I+D a través de la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (EMBRAPA)”.
Ese crecimiento ha continuado desde 2019, gracias al duro trabajo de los productores y del sector de las semillas. El Servicio Agrícola Exterior del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) señala que Brasil se encuentra entre las 12 mayores economías del mundo, con un PIB estimado en 1,65 billones de dólares en 2021.
Desde la década de 1970 y la fundación de la EMBRAPA, Brasil ha invertido mucho en investigación y tecnología agrícolas. Según el USDA, estas inversiones se vieron impulsadas por los elevados precios de los productos básicos, la mejora de la gestión de los cultivos, las semillas de alta calidad y los avances biotecnológicos, y el país pudo aumentar considerablemente la producción sin necesidad de ampliar en gran medida el uso de la tierra. En los últimos 20 años, el rendimiento de los cereales ha aumentado aproximadamente un 50%.
De las 851 millones de hectáreas de tierra, 85 millones de hectáreas están dedicadas a la producción de cultivos, mientras que unas 180 millones de hectáreas se utilizan para pasturas. ¿Y la mayor parte de la tierra? Brasil tiene 556 millones de hectáreas dedicadas a bosques autóctonos, reservas indígenas, reservas nacionales, zonas protegidas y parques nacionales, mientras que sólo el 3,5% del país representa zonas urbanas, según el USDA.
Pero, desde 2002, el sector agrícola se ha expandido enormemente en Brasil. Según el USDA con estadísticas del Trade Data Monitor, los productos agroalimentarios a granel (es decir, oleaginosos, cereales, algodón) crecieron un 11,5% de 2002 a 2021 – y, en los últimos años, el crecimiento de las exportaciones de productos procesados (es decir, carne fresca, refrigerada y elaborada, productos lácteos y frutas y hortalizas elaboradas) se aceleró hasta alcanzar casi el 10% de crecimiento anual, y el sector representa ahora el 32% de las exportaciones agroalimentarias frente al 44% de los productos básicos a granel.
Junto con el establecimiento del rápido crecimiento del sector agrícola de Brasil en la década de 1970 vino la creación de la Asociación Brasileña de Semillas y Plántulas (ABRASEM), en 1972. La organización reúne a asociaciones estatales de productores de semillas, entidades representativas y empresas del sector de las semillas de Brasil para fomentar la investigación, la producción, la multiplicación, el procesamiento, el almacenamiento y la comercialización con el fin de crear una representación institucional fuerte y activa.
Desde su creación, ABRASEM ha trabajado para aportar valor al sector brasileño de las semillas defendiendo y centrándose en cuatro áreas específicas:
- Protección de la propiedad intelectual.
- Temas regulatorios que afectan al sector semillas.
- Desarrollo y disponibilidad de nuevas tecnologías.
- Comunicación y educación.