La Niña afectó la zafra de los agricultores sudamericanos. El patrón climático fue más intenso de lo esperado, lo cual generó aumento de precios y escasez de suministros.
El clima tiene un impacto en todos los aspectos del sector agrícola. Desde el rendimiento de los cultivos hasta nuevas enfermedades y problemas que causan en el transporte, el clima juega un papel importante.
La Niña es un patrón climático que se produce cuando las temperaturas del Océano Pacífico central son más frías de lo normal. El clima ha mantenido este patrón desde 2020 y las temperaturas del océano y las líneas de tiempo históricas muestran que el clima se estará desplazando hacia un patrón de El Niño a finales de este año o principios del próximo. El patrón climático que se observa actualmente es un patrón de La Nada.
La Niña crea ambientes muy secos en parte de Norteamérica y Sudamérica. En cambio, en Asia y Australia hay mucha humedad y en algunos lugares demasiada. Los efectos de La Niña y El Niño dependen de la duración y la intensidad del patrón climático durante el periodo en que se produce.
“Ha sido una Niña más prolongada de lo normal”, afirma Shawn Hackett, presidente de Hackett Financial Advisors, Inc., lo que significa que el patrón y el impacto adverso tienen una mayor incidencia sobre los cultivos que perjudica y es más beneficioso para los cultivos que favorece. Por ejemplo, en Argentina están teniendo la peor sequía en por lo menos 65 años”.
Aunque no todas las zonas y cultivos sufrieron las consecuencias, Argentina no fue el único país de Sudamérica que tuvo que hacer frente a los efectos de La Niña. Chile también se vio afectado por la sequía.
En el negocio de producción de semillas, el clima a menudo presenta desafíos inesperados y la temporada pasada con La Niña en Chile no fue la excepción.
“Las altas temperaturas y las condiciones de sequía estresaron a los cultivos y redujeron el rendimiento por debajo de lo esperado en algunos casos”, afirma Scott Horner, director comercial de HyTech Production Ltd. “Sin embargo, en otros casos donde pudimos sembrar temprano y no tuvimos limitaciones de agua, los rendimientos estuvieron dentro de lo previsto”.
En algunas zonas del mundo, como Asia y Australia, se registraron cosechas récord debido a este mismo patrón climático, que les aportó altos niveles de precipitaciones. Aunque la lluvia es buena para el cultivo, un exceso puede causar enfermedades, que se evitan cuando hay sequía.
“En las zonas donde ha estado seco, no hemos visto un repunte en las enfermedades”, dice Steve Wilkens, gerente de agronomía de Golden Harvest en Syngenta Seeds. “Si uno piensa en muchas de las enfermedades comunes del maíz y la soja, la mayoría se ven favorecidas por un ambiente fresco y húmedo”.
Las condiciones climáticas hicieron que los agricultores de Sudamérica tuvieran que trabajar bajo condiciones desfavorables, sumado a los problemas ya existentes con la cadena de suministro y los precios. Sin embargo, los productores y agricultores no se echaron atrás a pesar de la combinación de desafíos.
“El clima ha obligado a los agricultores a reevaluar y cambiar muchas de sus prácticas de cultivo, y creo que es para mejor”, afirma Wilkens.
“Pasamos mucho tiempo hablando de sostenibilidad. Esa palabra puede significar tantas cosas diferentes para tantas personas diferentes, pero si eres un agricultor que produce cultivos anuales, no hay nada más sostenible que cultivar de forma rentable tu cosecha año tras año”, añade Wilkens. “El clima es un desafío, pero los agricultores continúan evolucionando para poder trabajar con él”.
Los agricultores han tenido que enfrentar innumerables desafíos y, con la combinación de resistencia, nuevas tecnologías e investigación, pueden enfrentar esos desafíos como nunca antes.
“Estoy bastante convencido de que, si en 2022 hubiéramos tenido las prácticas agrícolas y la tecnología de 2012, creo que ni cerca hubiéramos alcanzado los rendimientos que pudimos lograr este último año”, afirma Wilkens.
El patrón climático de La Niña no alivianó en absoluto la carga de desafíos a los que se enfrentan los productores sudamericanos. La Niña parece estar alejándose y convirtiéndose en El Niño. Los patrones climáticos de El Niño son beneficiosos para los productores sudamericanos, ya que traen consigo una temporada de crecimiento mucho más húmeda.
“El patrón de El Niño realmente beneficiaría a las Américas en la zafra de 2024”, afirma Hackett. “Deberíamos ver el efecto contrario con algunos precios más bajos, algunos costos más bajos e inflación en el supermercado”.
El clima es impredecible. Las temperaturas oceánicas siguen estando más frías de lo esperado, lo que significa que el patrón climático podría permanecer en La Nada y retrasar o no llegar nunca a El Niño antes de volver a La Niña. Esperar y hacer predicciones en base a la historia es todo lo que podemos hacer ahora.
“Éste es un año muy interesante. Podríamos tener algunas sorpresas, algunas sorpresas climáticas en diferentes regiones donde la situación no está tan clara”, añade Hackett.
Ni La Niña ni El Niño son intrínsecamente buenos o malos. Ambos tienen sus ventajas y sus desafíos, según la región de que se trate.
“Que El Niño sea bueno o que La Niña sea mala no está tan claro”, afirma Hackett.
“El clima es el clima, y realmente no podemos cambiarlo. Como agrónomos, tomamos medidas adicionales para ayudar a los agricultores a adoptar prácticas agronómicas sólidas que contribuyan a mitigar los riesgos y a proteger sus cultivos contra las inclemencias del tiempo”, concluye Wilkens.
El tiempo nos mostrará cómo se comportará el clima y qué nuevos desafíos se presentarán. Los agricultores se armarán de nuevas tecnologías a medida que se presenten nuevas investigaciones y se enfrentarán a los desafíos que el tiempo les depare día a día.