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Dar Forma al Futuro del Maíz y el Trigo: Innovación, Políticas y Colaboración

El trigo, el maíz y el arroz son cultivos alimentarios vitales que sustentan la seguridad alimentaria mundial y proporcionan el 50% de la energía alimentaria mundial. Si bien el maíz es ampliamente cultivado por pequeños agricultores, en particular en África y América Latina, el trigo también es producido por pequeños agricultores, en particular en Etiopía y el sur de Asia.

A pesar de las cosechas récord de cereales de los últimos años, estos cultivos esenciales se ven cada vez más amenazados por el aumento de las temperaturas, el agotamiento de las aguas subterráneas, la contaminación, la pérdida de biodiversidad y otros desafíos ambientales. Sin embargo, existe una oportunidad única de abordar cuestiones ambientales y socioeconómicas mediante la transformación estratégica de los sistemas alimentarios y las cadenas de valor del trigo, el maíz y el arroz, según un comunicado de prensa.

Dos programas integrados financiados por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM) —el Programa de Impacto sobre los Sistemas Alimentarios, el Uso de la Tierra y la Restauración (FOLUR) y el Programa Integrado de Sistemas Alimentarios (FSIP)— están impulsando esta transformación. Estos programas abarcan 46 países, y muchos de ellos están dedicados a mejorar la producción de maíz y trigo. Sus esfuerzos apuntan a mejorar las cadenas de valor de los cultivos alimentarios, haciéndolas más sostenibles, libres de contaminación, resilientes e inclusivas.

Un hito importante en el debate mundial sobre la sostenibilidad del maíz y el trigo tuvo lugar en enero de 2025, cuando el programa FOLUR, en colaboración con el Gobierno de Turquía, organizó conjuntamente el diálogo “Maíz y trigo sostenibles: ampliar las innovaciones para la resiliencia”. El evento reunió a más de 60 expertos internacionales, incluidos especialistas de la FAO y el FIDA, para explorar los últimos avances en cadenas de valor y sistemas agrícolas sostenibles de maíz y trigo.

El diálogo sirvió como una oportunidad para reforzar la conexión y los esfuerzos de los equipos que coordinan los dos programas integrados financiados por el FMAM: FOLUR, dirigido por el Banco Mundial, y FSIP, dirigido conjuntamente por la FAO y el FIDA. Las áreas clave de discusión incluyeron:

• Diversificación sostenible: ir más allá de los enfoques basados ​​en productos básicos de monocultivo para aumentar la resiliencia.

• Apoyo a los pequeños productores: garantizar una transición inclusiva que beneficie los medios de vida de los agricultores y mejore la seguridad alimentaria y la nutrición.

• Aprendizaje entre países: facilitar el intercambio de conocimientos Sur-Sur y Sur-Norte entre los países productores de maíz y trigo de FOLUR y FSIP para compartir las mejores prácticas y soluciones innovadoras.

La transformación de los sistemas alimentarios ofrece una oportunidad única para mejorar las políticas, la gobernanza y los marcos regulatorios, maximizando al mismo tiempo los recursos de conocimiento para lograr un cambio positivo. Un marco de políticas y gobernanza sólido a nivel nacional, territorial y de campo es crucial para acelerar la transición hacia una producción agrícola sostenible.

Para apoyar esta transformación, la FAO ha presentado su innovadora herramienta de optimización de políticas (PolOpT) a nivel nacional. Esta herramienta ayuda a los gobiernos a optimizar los presupuestos alimentarios y agrícolas, lo que permite la asignación eficiente de recursos financieros para impulsar el PIB agroalimentario, reducir la pobreza, crear empleos rurales, hacer que las dietas saludables sean más asequibles y aumentar la producción agrícola, todo ello al tiempo que se cumplen los objetivos ambientales. Los primeros resultados muestran que el crecimiento económico y la reducción de las emisiones pueden ir de la mano, lo que demuestra que las políticas agrícolas bien diseñadas pueden lograr ambos objetivos. Para vincular las políticas nacionales con las acciones sobre el terreno y garantizar la coherencia entre las intervenciones estratégicas a nivel del territorio, la FAO compartió los primeros resultados del Enfoque participativo e informado sobre el territorio (PILA, por sus siglas en inglés) en el marco del FOLUR. El PILA es un enfoque intersectorial, de múltiples partes interesadas e inclusivo que promueve la toma de decisiones informada mediante información adaptada a los niveles nacional, del territorio y del campo. Apoya la gestión y gobernanza integradas del territorio, impulsando la transformación de los sistemas alimentarios hacia una mayor sostenibilidad.

El FIDA también compartió experiencias prácticas de sus proyectos mundiales sobre sistemas alimentarios, incluidos los del programa de Sistemas alimentarios resilientes (SAR) respaldado por el FMAM. La presentación destacó soluciones innovadoras para la agricultura sostenible, como los sistemas de riego subterráneo operados por pequeños agricultores, la maquinaria adaptada a pequeña escala para los sistemas de arroz y trigo, y las estrategias para abordar las deficiencias de zinc. Estos ejemplos reflejan el compromiso del FIDA de ampliar la escala de soluciones prácticas y resilientes al clima.

El diálogo mundial en Estambul subrayó la necesidad urgente de enfoques innovadores, colaborativos e inclusivos para la sostenibilidad del maíz y el trigo. Al fomentar las sinergias entre FOLUR y FSIP, mejorar los marcos de políticas y gobernanza y apoyar a los pequeños productores, la FAO y sus socios están trabajando juntos para construir sistemas alimentarios resilientes capaces de soportar los desafíos del cambio climático y la degradación ambiental.

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