Seed World LATAM conversó con la gerente de operaciones de la Asociación Uruguaya para la Protección de los Obtentores Vegetales (URUPOV), Victoria Stewart, para obtener su perspectiva sobre tres preguntas clave del sector semillero actual.
- ¿Qué competencias necesitan los fitomejoradores de hoy para triunfar?
Para que los fitomejoradores de hoy puedan destacar, necesitan un conjunto de competencias que les permita afrontar un entorno en constante evolución. Los avances en biotecnología y genética molecular, como el uso de herramientas de edición genética como CRISPR-Cas y los marcadores moleculares, son fundamentales para desarrollar variedades más eficientes, resilientes y sostenibles. Al mismo tiempo, es crucial integrar la sostenibilidad en los programas de mejoramiento, respondiendo a la necesidad de cultivos que consuman menos recursos y puedan adaptarse mejor a las condiciones del cambio climático.
También deben tener un sólido conocimiento de las normativas y la propiedad intelectual, ya que comprender los marcos legales que protegen las obtenciones vegetales es esencial para garantizar que las nuevas variedades puedan desarrollarse y comercializarse de manera segura. Otro aspecto clave es el manejo de grandes volúmenes de datos y herramientas digitales. La capacidad para trabajar con inteligencia artificial y modelos computacionales no sólo acelera los procesos de selección, sino que también mejora la precisión en los resultados.
Por otro lado, los fitomejoradores no pueden perder de vista las demandas del mercado y los consumidores. Hoy en día, no se trata sólo de rendimiento y resistencia, sino también de aspectos como el sabor, la calidad nutricional y la vida útil, que cada vez son más valorados. Finalmente, el trabajo en equipo es indispensable. El éxito en este campo no se logra de forma aislada; es fundamental colaborar con agrónomos, economistas, reguladores y los propios consumidores para desarrollar soluciones integrales.
Desde URUPOV apoyamos el fomento de estas competencias, promoviendo la protección de variedades vegetales y facilitando la colaboración entre actores clave del sector agrícola. Creemos que este enfoque es lo que permitirá que los fitomejoradores de hoy se conviertan en los agentes de cambio que la agricultura del futuro necesita.
2. ¿Cómo debe la industria semillera apoyar a una nueva generación de profesionales del sector?
La industria semillera tiene un rol clave en preparar a la nueva generación de profesionales, asegurando que cuenten con las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del futuro. Esto comienza con una fuerte inversión en formación y capacitación. Es crucial colaborar con universidades e institutos para ofrecer programas especializados en áreas como biotecnología, bioinformática y genética molecular, combinados con una comprensión de las tendencias globales y el marco normativo.
La experiencia práctica es otro pilar fundamental. Las pasantías, prácticas profesionales y el acceso a laboratorios y tecnologías avanzadas permiten a los estudiantes aplicar sus conocimientos en entornos reales, fortaleciendo sus habilidades técnicas. Al mismo tiempo, la industria debe fomentar la innovación, apoyando proyectos de investigación que aborden temas como sostenibilidad y cambio climático, y promoviendo programas de mentoría que conecten a los jóvenes con líderes del sector.
Es igual de importante facilitar el acceso a recursos globales, como becas para estudios internacionales o la participación en eventos como el Congreso de Semillas de las Américas. Esto no sólo expande sus conocimientos, sino que también fortalece sus redes profesionales.
Finalmente, la industria debe garantizar un entorno diverso e inclusivo, promoviendo la incorporación de mujeres, jóvenes y profesionales de diferentes disciplinas. Además, comunicar el impacto positivo del sector y reconocer a los nuevos talentos es clave para atraer y retener a las mejores mentes.
Con estas acciones, la industria semillera no solo asegurará su continuidad, sino que contribuirá al desarrollo de una agricultura más innovadora, sostenible y competitiva.
3. En la nueva era de la industria de las semillas, en la que la inteligencia artificial está cambiando el funcionamiento de las empresas, ¿cómo prevé que la IA transformará el sector en la próxima década?
La inteligencia artificial está transformando profundamente la industria de las semillas, y en la próxima década su impacto será aún más notable. Una de las áreas donde se verá un cambio significativo es en el mejoramiento genético. Gracias a la capacidad de analizar grandes volúmenes de datos genómicos y fenotípicos, la IA permitirá desarrollar nuevas variedades de forma más rápida y precisa, adaptándolas a las necesidades locales y globales.
Además, veremos el surgimiento de una agricultura más personalizada. Al combinar datos climáticos, de suelos y de rendimiento, será posible diseñar semillas específicas para distintas condiciones, lo que mejorará tanto la eficiencia como la sostenibilidad de los cultivos. También se transformará la cadena de suministro, ya que la IA facilitará la predicción de demandas, la optimización de inventarios y la reducción de pérdidas, asegurando una mejor disponibilidad de semillas de calidad.
En cuanto a la toma de decisiones, la inteligencia artificial permitirá a las empresas del sector analizar tendencias de mercado y las necesidades de los agricultores con mayor rapidez, ajustando sus estrategias de manera más efectiva. Asimismo, en el ámbito de la propiedad intelectual, la IA ayudará a rastrear características protegidas y prevenir infracciones, fortaleciendo la confianza en el sistema de obtención de variedades vegetales.
Sin embargo, esta transformación también traerá desafíos. Será crucial capacitar a los profesionales para que puedan aprovechar estas tecnologías y asegurarse de que la innovación esté en línea con los principios de sostenibilidad y las demandas de la sociedad. Desde URUPOV, consideramos que la inteligencia artificial, utilizada con visión y responsabilidad, puede ser una herramienta poderosa para potenciar el impacto positivo de la industria de las semillas en la agricultura y la seguridad alimentaria mundial.