El mundo carece de fitomejoradores, según un nuevo estudio. Esto pone en peligro la seguridad alimentaria.
Valerio Hoyos-Villegas está preocupado. El fitomejorador de frijoles secos y profesor de la Universidad McGill de Canadá es uno de los varios investigadores que llevaron a cabo un estudio reciente en el cual se concluyó que el mundo enfrenta una escasez de científicos especializados en fitomejoramiento. Esto podría tener graves consecuencias para la seguridad alimentaria mundial, incluyendo a América Latina, como se destaca en una nueva investigación que abarca tres continentes.
El estudio colaborativo realizado por la Universidad McGill de Canadá, la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth (CSIRO) de Australia y la Universidad Lincoln de Nueva Zelanda pone de manifiesto la escasez crítica de expertos en fitomejoramiento, lo que plantea un panorama preocupante para el futuro.
El estudio subraya la urgente necesidad de encarar este déficit de competencias para mantener nuestros actuales niveles de producción agrícola, alimentaria, de fibras, piensos y combustibles. El estudio, que incluye dos encuestas independientes, revela una tendencia preocupante: el 66% de los encuestados afirma haber observado una reducción en el número de fitomejoradores que participan en el desarrollo de cultivares, mientras que el 64% ha observado una disminución en el número de fitomejoradores de campo.
Para Hoyos-Villegas, esta escasez percibida es personal. Se está preparando para cambiar de cargo y trasladarse de Quebec a los Estados Unidos, donde dirigirá el programa de mejoramiento de frijoles secos de la Universidad Estatal de Michigan (MSU).
“Trabajar en el sector de la investigación agrícola en un momento de escasez de fitomejoradores es sin duda un desafío, pero también es una oportunidad. Cualquiera que se integre a este espacio estará en la posición perfecta para tener un gran impacto”, afirma.
El problema no es para nada nuevo. Lucy Egan, autora principal y científica del CSIRO, afirma que la escasez lleva tiempo agravándose.
“Estamos asistiendo a un cambio generacional en el que los fitomejoradores altamente calificados se jubilan y los que acaban de graduarse gravitan hacia otras áreas de la fitología, como la biología molecular”, afirma Egan.
Soluciones
Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto?
“Es esencial mejorar los programas de grado en fitomejoramiento y fomentar la participación del sector privado para mantenerse al día con los últimos avances científicos y tecnológicos”, afirma Hoyos-Villegas.
“El fitomejoramiento debe formar parte de la … agenda agrícola. Tenemos que modernizar las instalaciones y formar a nuevos fitomejoradores a un nivel moderno.”
Según Hoyos-Villegas, éste no es un desafío que pueda abordarse de manera aislada.
“Esto requiere la cooperación entre las facultades de agricultura, el gobierno federal y otras partes interesadas. Todos nos beneficiamos de ello, porque todos los nuevos científicos – ya sea que acaben en la industria, en el mundo académico o creando nuevas empresas – empiezan en el mundo académico”.
El impacto del fitomejoramiento va más allá de la creación de nuevas variedades de cultivos. Hoyos-Villegas señala que este campo está estrechamente vinculado al avance tecnológico y al desarrollo de nuevas industrias, como la fenómica vegetal. De hecho, son esas nuevas tecnologías las que podrían estar produciendo inadvertidamente una escasez de fitomejoradores, ya que los estudiantes buscan entrar en áreas tecnológicamente más avanzadas del fitomejoramiento y pasan por alto las funciones tradicionales del fitomejoramiento a nivel de campo.
Muchos de los encuestados opinan que en los programas de formación en fitomejoramiento se hace menos hincapié en el fitomejoramiento de campo a medida que tecnologías como la genómica y la ciencia de los datos adquieren un mayor protagonismo. Entre las razones que aducen se encuentran la falta de cargos fijos y de financiación, y que el llamado fitomejoramiento “tradicional” es percibido como un campo que no está a la vanguardia.
“Esta percepción dista mucho de la realidad. El fitomejoramiento consiste en hacer avanzar la tecnología, mejorar el proceso de fitomejoramiento y el desarrollo de cultivares y, lo que es más importante, fomentar nuevas industrias. Tenemos que hablar de modernización y upskilling, del desarrollo de nuevas habilidades, y eso requiere apoyo al más alto nivel”, afirma Hoyos-Villegas.
El desafío, sin embargo, consiste en hacer resonar este tema a una escala más amplia. Aunque la importancia del fitomejoramiento es innegable para las comunidades agrícolas y científicas, reconoce la dificultad de trasladar esta urgencia al público. Sin embargo, la solución está en la concientización y la promoción.
“Este estudio pretende formalizar el tema y darle visibilidad. Queríamos desarrollar evidencia de que existe una tendencia a la baja de personas capacitadas, y resultó ser totalmente cierto. Esperemos que este estudio suscite las conversaciones necesarias y conduzca a medidas reales y prácticas para mejorar la situación”.
Resultados del estudio de investigación: Medidas para mejorar la formación en fitomejoramiento:
Proporcionar formación continua: ofrecer talleres, seminarios y cursos en línea para mantener a los fitomejoradores y otras especializaciones actualizados sobre las tecnologías emergentes y las técnicas avanzadas de fitomejoramiento. Incluir un plan de apoyo para la transición de los graduados y becarios posdoctorales formados en fitomejoramiento a puestos académicos, gubernamentales o industriales.
Establecer centros de excelencia: construir instalaciones dedicadas a la formación y el desarrollo de nuevos fitomejoradores para crear sólidos programas educativos contemporáneos.
Aumentar la participación del sector privado: las empresas deberían desempeñar un papel más importante para fomentar la inserción de los jóvenes profesionales recién graduados.
Alinear los planes de estudios universitarios a las necesidades del sector: incluir tanto asignaturas científicas como cursos profesionales que respondan a las demandas en evolución de los sectores público y privado.
